jueves, 18 de noviembre de 2010

TRECE ARRAS DE PLATA.

Cuando nos casamos Mary Paz y yo, nos regaló mi suegro trece monedas de plata de a cien pesetas que fueron nuestras arras.


Ahora, treinta y cinco años y pico después, han vuelto a cumplir esa misión en la boda de nuestro hijo mayor.
Sin profundizar el el sentido simbólico de las arras, espero que este rito desaparezca en las ceremonias de matrimonio; pero hasta ahora ha sido así y estas trece monedas tienen un sitio entre mis fetiches.

6 comentarios:

RosaMaría dijo...

Pues me parece un acto de amor más que un fetiche, en ese pequeño arcón intuyo no solo arras sino buenos y amorosos deseos.
Que sean felices los muchachos.
Gusto en conocerte.

Anónimo dijo...

Il semble que vous soyez un expert dans ce domaine, vos remarques sont tres interessantes, merci.

- Daniel

Amanda dijo...

Me encantan esos objetos antiguos y de siempre. Y hoy en día está todo tan presente. Espero que tu hijo sea muy feliz y las arras vayan de mano en mano, generación tras generación.
Besitos.
;-D

RosaMaría dijo...

Se extrañan tus relatos. Deseo que estés bien. Un abrazo.

David Cotos dijo...

la boda de uno de mis mejores amigos tuvo el motivo de las arras. en ningún otro matrimonio he visto una ceremonia así, me llamo la atención realmente cuanto detalle.

Arturo dijo...

Valdomicer:
Tomé conocimiento de esa costumbre cuando presencié la boda del Príncipe de Asturias, y no entendía ni la palabra, que -por cierto- jamás había oído.
Hoy tengo cincuenta y nueve años y jamás vi una ceremonia igual, ni antes ni después.
¿Qué significado tiene?
Muchas gracias.
Un saludo.