jueves, 18 de noviembre de 2010
TRECE ARRAS DE PLATA.
Ahora, treinta y cinco años y pico después, han vuelto a cumplir esa misión en la boda de nuestro hijo mayor.
Sin profundizar el el sentido simbólico de las arras, espero que este rito desaparezca en las ceremonias de matrimonio; pero hasta ahora ha sido así y estas trece monedas tienen un sitio entre mis fetiches.
martes, 19 de octubre de 2010
LA CUCHARA DE MI ABUELA
viernes, 8 de octubre de 2010
CAJITA DE SELLOS.
Evidentemente, la compré.
Por señas, (yo no hablo ni una palabra de inglés) la señora del anticuario me dijo que se trataba de un joyero. O eso entendí yo, ya que se señalaba el dedo anular y el lóbulo de la oreja y metía en la cajita unos imaginarios anillos y pendientes.
Puse cara de excéptico, negué con la cabeza y me llevé los dedos índice y corazón a la punta de la lengua, luego a la superficie del mostrador y dí un pequeño puñetazo encima.
- ¡Ah, stamp!
- ¡Yes!
Entoces fue cuando ella movió la cabeza, esta vez en sentido afirmativo, y repetía: ¡Stamp, yes!
Es una cajita de bronce o al menos metal dorado. Tiene un peso considerable.
No creo que sea muy antigua; pero me sirve para guardar los sellos. Y si me guardáis el secreto: También hace, a veces, las funciones de joyero.
martes, 7 de septiembre de 2010
RELOJ DESPERTADOR DE SOBREMESA
Recuerdo a mi abuela dándole cuerda todas las noches con la llavecita que lleva sujeta a la puerta trasera, desde la que se ve toda la maquinaria.
Mi padre lo odiaba, lo llamaba despectivamente "el caldero" por el ruido que hacen sus tripas de metal cuando está en funcionamiento porque le impedían conciliar el sueño. Cuando me casé, me lo regaló encantado de no volver a verlo.
Funcionaría perfectamente si volviera, como mi abuela, a darle cuerda todas las noches.
martes, 29 de junio de 2010
CAMPANILLA DE BRONCE
Esta es una de esas piezas heredadas que, de puro fea, estaba perdida dentro de una caja de cartón que estaba perdida al fondo de un armario y que apareció en uno de esos traslados de casa en los que lo normal es perderle la pista.
- ¿Dónde vas con eso?. ¡Con lo fea que es!. A mí de pequeña me daba miedo. Mira, además está rota.
- Pues a mí me gusta.

Y aquí la tengo, en la estantería del despacho junto a las cámaras, las antiguas máquinas de escribir, las cachimbas, la colección de minerales y fósiles...
Es una campanilla de bronce que mide 11 cm. de altura. Representa a una elegante dama vestida al estilo Luis XIV o Luis XV, de finales del S. XVIII, época en la que supongo, está fabricada la campanilla.
De vez en cuando la cojo y la hago sonar. Tiene un tintineo no demasiado agudo como de basílica, de invitar al silencio, de prestar atención.
Me la imagino en la mesa de despacho de un antepasado notario, de amplias y canosas patillas haciéndola sonar para ver aparecer por la puerta al amanuense cargando pliegos de papel con la tinta todavía fresca.
viernes, 18 de junio de 2010
CÁMARA FOTOGRÁFICA DE CAJÓN.
miércoles, 9 de junio de 2010
MI COLECCIÓN DE COPAS.




