Esta es una de esas piezas heredadas que, de puro fea, estaba perdida dentro de una caja de cartón que estaba perdida al fondo de un armario y que apareció en uno de esos traslados de casa en los que lo normal es perderle la pista.
- ¿Dónde vas con eso?. ¡Con lo fea que es!. A mí de pequeña me daba miedo. Mira, además está rota.
- Pues a mí me gusta.

Y aquí la tengo, en la estantería del despacho junto a las cámaras, las antiguas máquinas de escribir, las cachimbas, la colección de minerales y fósiles...
Es una campanilla de bronce que mide 11 cm. de altura. Representa a una elegante dama vestida al estilo Luis XIV o Luis XV, de finales del S. XVIII, época en la que supongo, está fabricada la campanilla.
De vez en cuando la cojo y la hago sonar. Tiene un tintineo no demasiado agudo como de basílica, de invitar al silencio, de prestar atención.
Me la imagino en la mesa de despacho de un antepasado notario, de amplias y canosas patillas haciéndola sonar para ver aparecer por la puerta al amanuense cargando pliegos de papel con la tinta todavía fresca.