jueves, 18 de noviembre de 2010

TRECE ARRAS DE PLATA.

Cuando nos casamos Mary Paz y yo, nos regaló mi suegro trece monedas de plata de a cien pesetas que fueron nuestras arras.


Ahora, treinta y cinco años y pico después, han vuelto a cumplir esa misión en la boda de nuestro hijo mayor.
Sin profundizar el el sentido simbólico de las arras, espero que este rito desaparezca en las ceremonias de matrimonio; pero hasta ahora ha sido así y estas trece monedas tienen un sitio entre mis fetiches.